El comercio justo va más allá de una compra con un precio más justo, es
un modelo de relaciones estables que dota de oportunidades a los
colectivos más desfavorecidos, que parte del valor de la dignidad
humana, que propone que la persona esté en el centro de los beneficios
del sistema de comercio y la sostenibilidad de su impacto en las
comunidades productoras, como fuente de desarrollo, de equidad y de
empoderamiento. Promueve la igualdad entre hombres y mujeres y
posibilita el desarrollo sostenible de las comunidades indígenas.